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México, D.F., 16 de febrero de 2012.- Un programa para la instalación de plantas de tratamiento de aguas residuales, desarrolla el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en las 10 zonas arqueológicas más visitadas del país, algunas de las cuales ya operan en Monte Albán, Chichén Itzá, Tulum, Palenque y Teotihuacan, como parte de una política integral de conservación de los patrimonios cultural y natural.
El arquitecto Jesús Enrique Velázquez, coordinador nacional de Obras y Proyectos del INAH, informó que los sitios prehispánicos de Teotihuacan, Tulum o Chichén Itzá tienen un promedio de 500 mil a dos millones de visitantes al año, de ahí que el tratamiento de las aguas residuales sea una prioridad de la presente administración, encaminada a evitar la contaminación de los mantos freáticos, y preservar el ambiente sin agredir el patrimonio arqueológico y su entorno.
Detalló que esta iniciativa, emprendida en 2010, hasta el momento ha representado una inversión de poco más de 20 millones de pesos, con los que se ha logrado la instalación de seis plantas de este tipo en las cinco zonas arqueológicas referidas; en Teotihuacan operan dos.
Velázquez abundó que actualmente se trabaja en la instalación y puesta en marcha de seis sistemas de tratamiento más en los sitios prehispánicos de Cholula (Puebla), El Tajín (Veracruz), Cobá (Quintana Roo), Dzibilchaltún (Yucatán) y Uxmal (Yucatán), así como en lo que será el Museo Arqueológico de Cancún (Quintana Roo).
"Tenemos zonas que registran entre medio millón y dos millones de visitantes al año, y cada persona utiliza en promedio 20 litros de agua en sanitarios, oficinas y otras instalaciones. El impacto que generan es, en promedio, de 10 a 40 millones de litros de aguas residuales al año. Lo tenemos medido. Aunque son aguas que la naturaleza se encarga de degradar, la idea es no contaminar el acuífero".
Cada zona arqueológica, dijo, representa un caso ambiental particular, pues algunas se encuentran en áreas naturales protegidas (como Monte Albán), otras en zonas pobladas (Teotihuacan o Cancún) y algunas más en zonas rurales (El Tajín, Palenque o Cobá). "Muchas veces la utilización que se da al agua tratada depende del clima, que determina que haya mucha o poca agua, así como las necesidades de reuso de la misma", dijo.
El coordinador nacional de Obras del INAH puntualizó que en el caso de Teotihuacan, "el sitio está en un área urbana, tenemos dos poblaciones cercanas, San Juan Teotihuacan y San Martín de las Pirámides, por lo tanto es fundamental proteger el acuífero.
En lo que respecta a la zona de San Miguelito (Cancún, Quintana Roo), donde ya se construye el Museo Arqueológico de Cancún, explicó que "planeamos que este recinto se estrene con todo lo referente a sustentabilidad ambiental y accesibilidad ya resuelto. Además en Cancún todos los hoteles tienen plantas de tratamiento y algunos hasta tienen desalinizadoras, porque escasea el agua. Aunque no es área natural protegida, por el gran número de visitantes que ya se contempla, es muy conveniente que el museo tenga su propia planta de tratamiento".
El arquitecto Jesús Enrique Velázquez indicó que la instalación de las plantas de tratamiento de aguas residuales, se hace con el apoyo de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), derivado de convenio de colaboración. "El acuerdo con el IPN incluye el diseño, fabricación, instalación, ejecución de la obra, incluyendo las ingenierías, y puesta en marcha de las plantas. Es un desarrollo de tecnología cien por ciento mexicano".
Por su parte Marlene López García, encargada de la operación de las plantas de tratamiento de la Zona Arqueológica de Teotihuacan, señaló que éstas se rigen por la NOM-003 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la cual establece los límites máximos permitidos de contaminantes en el agua de uso para servicio público.
En el sitio prehispánico también conocido como la Ciudad de los Dioses, abundó, que uno de los dos sistemas se halla en la Puerta 2, el cual ya existía pero fue reconstruido con el sistema desarrollado en el IPN, por el Dr. Enrico Rico Arzate y el ingeniero Hever Honorato Cervantes, así como tres de sus alumnos más avanzados de la carrera de Ingeniería Química y Ambiental.
Mientras que en la Puerta 1 se instaló una planta de tratamiento completamente nueva, que además de recibir el agua de los baños de la zona, también capta las de un área comercial y de alimentos para visitantes, así como de las oficinas del INAH.
Marlene López explicó que estos sistemas incorporan procesos físicos, químicos y biológicos, los cuales tratan y remueven contaminantes del agua usada, mediante tres fases de tratamiento.
En el caso de Teotihuacan, finalizó, el agua tratada se utiliza para el riego de las áreas verdes, por medio de dos pipas de agua de 10 mil litros cada una. Boletín del INAH.