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El presidente alemán, Christian Wulff, anunció su dimisión a causa del escándalo de tráfico de influencias en el que se ha visto envuelto desde el pasado mes de diciembre, cuando se desveló que en sus tiempos de primer ministro regional había aceptado un crédito privado con unas condiciones muy ventajosas de empresarios amigos por medio millón de euros, con el que adquirió una casa unifamiliar. Después de semanas en la picota, fuentes del Partido Liberal (FDP), que gobierna en coalición con Merkel, consideran la dimisión como segura y concluyen que "esto se acabó".
El presidente de Alemania, Christian Wulff, acaba de anunciar su dimisión en una breve rueda de prensa celebrada en Berlín, en la que no ha habido preguntas.
Bettina, esposa de Wulff. Desde la víspera de las pasadas Navidades, Wulff vive sumido en un torbellino de acusaciones que alimentan la sospecha de que no acaba de entender lo que casa y lo que no con el ejercicio de su cargo.
"A causa de que como presidente no cuento con la confianza de la mayoría de los alemanes no me es posible realizar las tareas de presidente de cara al interior y al exterior como requiere el cargo", ha asegurado en su comparecencia, en la que también ha admitido que ha cometido "errores", pero que "nada tiene que ocultar".
"Estoy convencido de que (las investigaciones) conducirán a un total descargo (de mi persona)", afirmó Wulff, quien aseguró haber sido "siempre honrado" en el ejercicio de sus funciones como presidente de Alemania y anteriormente como jefe del gobierno del estado federado de Baja Sajonia.
Wulff ha expresado su rechazo a las informaciones en su contra aparecidas en la prensa alemana durante los dos últimos meses y ha declarado que las noticias publicadas por los medios "han herido a mi mujer y a mí".
'Todos iguales'
Tras la dimisión, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo: "lamento profundamente la renuncia del presidente". Sus palabras se produjeron poco después de que se viera obligada a suspender su viaje previsto para hoy a Roma ante la crisis surgida en el país. Círculos gubernamentales señalaron en Berlín que Merkel ha aplazado a otra fecha sin determinar su visita a Roma para entrevistarse con el primer ministro italiano, Mario Monti.
A continuación, Merkel, anunció hoy que los partidos de la coalición gubernamental buscarán con la oposición socialdemócrata y verde un candidato de consenso para la sucesión de Christian Wulff como presidente de Alemania, informa Efe.
En una declaración institucional poco después de la dimisión de Wulff, la canciller señaló que había recibido la noticia "con gran respeto" y "gran pesar", y afirmó que el presidente saliente y su esposa Bettina representaron "con dignidad" a Alemania.
"Esto [la dimisión] es una prueba de la fortaleza de nuestro Estado de derecho que nos hace a todos iguales, independientemente del lugar que ocupemos", recalcó también Merkel en su intervención.
Sin inmunidad
Wulff aludió a la confianza perdida por parte de los alemanes en su labor como presidente del Gobierno: «Alemania necesita un presidente que pueda enfrentarse a los retos internacionales y que goce de la confianza, no de la mayoría de los alemanes, sino de la inmensa mayoría de los alemanes», ha remarcado.
El diario «Bild» publicó hace semanas que Wulff había recibido de un amigo un crédito para comprarse una casa en las afueras de Hannover, que posteriormente pagó con otro crédito concedido en condiciones muy favorables.
Al enterarse de que «Bild» iba a publicar la historia, a Wulff no se le ocurrió nada mejor que dejarle un mensaje amenazante en el contestador al redactor jefe del poderoso rotativo, Kai Diekmann.
La oficina de Wulff había anunciado esta mañana que el presidente alemán haría público un comunicado a las once de la mañana de hoy, media hora antes de que la canciller alemana, Angela Merkel, haya comparecido también ante los medios de comunición, ahora sí, para responder sobre la ya efectiva dimsión del presidente alemán. «Todo el mundo recibe el mismo trato, independientemente de su cargo», ha declarado.
La Fiscalía de Hannover solicitó ayer al Parlamento alemán que levante la inmunidad al político cristianodemócrata para posibilitar una investigación sobre las acusaciones que afectan a su etapa como jefe de gobierno del estado federado de la Baja Sajonia y sus relaciones con el productor cinematográfico David Groenewold, que también es investigado.
Groenewold y Wulff disfrutaron juntos en 2007 de unas vacaciones en la exclusiva isla alemana de Sylt que pagó el primero, aunque el presidente ha asegurado que abonó en metálico su parte a quien ha calificado de amigo personal.
Las vacaciones tuvieron lugar un año después de que el gobierno de la Baja Sajonia, presidido por Wulff, aprobara la concesión de un aval de un millón de euros a una empresa de Groenewoldm, aunque éste nunca lo hizo efectivo.
La cámara baja alemana deberá ahora, en una decisión sin precedentes en la historia de Alemania, debatir si retira la inmunidad al presidente y permite a los fiscales abrir una investigación en firme, para lo que basta una mayoría simple.
Presión a los medios
"No he infringido ninguna ley", declaró Wulff el 4 de enero en la TV alemana a los conductores Bettina Schausten y Ulrich Deppendorf.
"A mis ojos una investigación de la fiscalía y el cargo del Presidente federal son incompatibles", ha declarado ante las cámaras de televisión la secretaria general del Partido Socialdemócrata, Andrea Nahles, mientras desde los Verdes, sus líderes parlamentarios Renate Kühnast y Jürgen Trittin, han pedido a Wulff que tire la toalla. También varios diputados cristianodemócratas han reconocido que Wulff "ha perdido credibilidad" y la última encuesta publicada por la cadena de TV pública ARD señala que el 56% de los alemanes desea que dimita.
Los principales impulsores de la posible dimisión, sin embargo, han sido los medios alemanes, después de que Wulff en persona cometiese el error de intentar presionar a dos redactores jefes para al menos retrasar la publicación de noticias relacionadas con su caso.
La fiscalía registró a finales de enero la sede de la Presidencia alemana en busca de pruebas contra Olaf Glaeseker, ex portavoz del jefe del Estado. Glaeseker, asesor de Wulff y portavoz del político desde sus tiempos de primer ministro de Baja Sajonia, había dimitido poco antes, unas semanas después de que estallara el escándalo por presuntos casos de amiguismo del presidente alemán en su etapa regional. Contra Glaeseker hay abiertas diligencias por presunto soborno y corrupción, relacionadas con sus contactos con destacados hombres de negocios de Baja Sajonia.
Bild titula: '¿Y qué va a hacer ahora?' y 'Los Wulff llegan a casa'.
Wulff, católico, está casado en segundas nupcias. Con Bettina tiene un hijo y con su anterior esposa tuvo una niña.
La pareja presidencial en agosto de 2010, frente al Palacio de Bellevue. Wulff nació en Osnabrück en 1959 y fue el presidente más joven en la historia de Alemania.
En abril de 2011, en Wiesbaden, le tiraron un huevo. A la izquierda, uno de sus guardaespaldas y tras él, dos políticos regionales.
Bettina Wulff, que lleva un tatuaje tribal en el brazo.
El final del mandato del presidente alemán Christian Wulff significa también la salida de la primera dama más joven de la historia de la Alemania Federal.
Bettina Wulff, que pronto cumplirá 39 años, es la segunda esposa de la figura política de mayor rango de Alemania (otra cosa es el poder efectivo). El nombramiento de su marido supuso que por primera vez una familia compuesta (en alemán una familia “patchwork”) ocupaba las lujosas habitaciones del ‘chateau’ Bellevue de Berlin.
El muy católico ex jefe de Gobierno de Baja Sajonia tiene una hija de su primer matrimonio, Anna-Lena, de 18 años. Bettina Wulff también tuvo un hijo en su primer matrimonio: Leander, que tiene 9 años. Además está el hijo en común de la pareja, Linus Florian, que tiene tres años, y hasta hoy gozaba del privilegio de tener un área de juego en el interior del despacho presidencial.
La ‘first lady’ jugaba con una carta en su favor: en tanto que especialista en comunicación, ha sabido gestionar su imagen en los medios. Fue Bettina quien consiguió dar un nuevo brillo a la imagen de su marido, que había acumulado polvo en los últimos años. Ella le enseñó a amar las alfombras rojas, los flashes de los fotógrafos y el ‘glamour’. Y es gracias a los tabloides alemanes que Wulff consiguió hacer digerir su sonado divorcio y sus segundas nupcias a la sociedad biempensante alemana.