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1 de marzo.- En las eliminatorias de Asia se dio una definición muy curiosa en uno de los grupos: Bahrein necesitaba hacer ocho goles y convirtió diez ante Indonesia. Pero Qatar lo eliminó con un gol sobre la hora, luego de la escasa resistencia del arquero iraní. ¿Fue todo casual?
El último centro bajo el cielo de Teherán llegó al área, casi sin ganas. El enorme Kasola Mohammed le puso la cabeza, impulsó la pelota y el arquero iraní, Seyed Rahmati, se metió en el arco con pelota y todo. No ofreció rebote ni resistencia. Se pareció demasiado a una escena propia de un torneo universitario. Pero no. Era casi todo lo contrario: con esa jugada, Qatar consiguió la clasificación para la siguiente y definitoria fase de las Eliminatorias de Asia para el Mundial de Brasil 2014. Todos los jugadores corrieron hacia el rincón del corner derecho y se abrazaron. Sabían de qué se trataba: si ese gol no llegaba, se quedaban afuera de la chance de acceder a su primera Copa del Mundo. Irán, rival y juez, ya estaba clasificado y con ese empate -de todos modos- se garantizaba el primer puesto del Grupo E.
Karimi, de Irán, se lleva la pelota ante la marca de Mubarak, en el empate (2-2) con Qatar. (AFP)
En simultáneo, en Manama -la capital de Bahrein-, Sayed Dhiya marcaba el tercer gol de su cuenta personal y el décimo del seleccionado local frente a Indonesia. No servía la goleada para el equipo del Golfo Pérsico. La victoria tenía un carácter histórico: su máxima victoria desde su presentación inaugural (4-4 ante Irak, en 1966) había sido un 5-0 ante Turkmenistán. No bastó romper ni duplicar su propio récord. También en este encuentro sucedieron episodios curiosos para un partido decisivo, incluso más allá del marcador: Samsidar Samsidar, el arquero visitante, se fue expulsado a los dos minutos; en poco más de media hora, el árbitro libanés André El Haddad ya había cobrado dos penales en favor de Bahrein. No fue suficiente: Bahrein, que accedió a los últimos dos Repechajes, ya sabe que no accederá al Mundial de Brasil.
La FIFA, a través de su sitio web, contó la historia oficial: "Bahrein rozó el milagro con la yema de los dedos pero el empate a última hora de Qatar en Teherán frustró su sueño de continuar en la carrera hacia Brasil. Con su aplastante victoria ante Indonesia, los bahreníes lograban contrarrestar la diferencia de goles adversa que tenían con Qatar en el Grupo E y, combinada con la derrota momentánea qatarí ante Irán, toda apuntaba al progreso de Bahrein a la siguiente fase. Pero el gol de Kasola Mohammed que ponía el 2-2 en el marcador de Teherán hizo inútil el 10-0 encajado por los indonesios. Irán y Qatar disputarán la cuarta etapa". Las imágenes de los instantes decisivos dejan preguntas por responder...
Qatar, que nunca se clasificó a un Mundial, será el organizador en 2022. Su victoria en la elección generó polémicas y sospechas. El diario estadounidense The Wall Street Journal señaló que hubo compra de voluntades por parte de Qatar. Uno de los principales señalados fue Julio Grondona. De acuerdo con la publicación, un ex empleado del equipo que promocionaba la candidatura qatarí aseguró que desde el país asiático se pagaron 78.400.000 dólares a la AFA para "cancelar una crisis financiera que amenazaba a su liga local".
Impulsado por los millones, Qatar se quiere involucrar en el fútbol. Y lo hace a puro lujo: el ultra-moderno estadio Lusail, que aún no fue construido, será la sede del partido inaugural y de la final de la Copa del Mundo de 2022. Con capacidad para 86.000 espectadores y rodeado de agua, el escenario será construido en cuatro años. Se espera que esté terminado en 2019. ¿Y los 50 grados del impiadoso verano del Golfo? Dicen que tampoco será un problema: también con billetes conseguirán que todos los estadios y lugares de entrenamiento se encuentren refrigerados. No escatiman en gastos: Qatar presentó un presupuesto de 645,5 millones de dólares para albergar la Copa Confederaciones en 2021 y el Mundial del año siguiente. Pero invertirá -además- 53.000 millones de dólares en obras de infraestructura complementarias.
Ahora, su clasificación a la instancia decisiva llega como un anillo de oro al dedo. Para que el entusiasmo no decaiga.