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La época en que los yucatecos podían dormir con las ventanas abiertas o caminar por sus calles después de las 9 o 10 de la noche, ya es cosa del pasado, pues la falta de vigilancia policíaca y el abandono de predios, especialmente del Centro Histórico, han convertido a diversas zonas habitacionales de Mérida, al caer la noche, en una verdadera boca de lobo.
En un recorrido realizado por calles céntricas como la 58, la 52, la 60, la 64, el área de los mercados Lucas de Gálvez y San Benito, la 50, San Cristóbal y el rumbo de "La Plancha", donde el Ayuntamiento de Mérida pretende llevar a cabo el concierto de Shakira, se observó, que, aunque en algunos casos hay una ronda esporádica de la policía, en otros sitios la vigilancia policíaca simple y sencillamente no se da.
En este caso se encuentra la calle 50, con gran tránsito vehicular, que a la altura de la calle 77, muestra los estragos de la falta de vigilancia con la pinta de grafitis hechas a un negocio durante la noche.
Por la falta de vigilancia policíaca, este negocio de la calle 50 con 77 del Centro fue grafiteado por una de las pandillas que más problemas ha tenido con la ley últimamente.
Más adelante, en el tramo de la calle 81 entre 58 y 62 varias casas y hasta un remolque muestran pintas en sus paredes, hechas por una de las bandas que más han estado envueltas en problemas con la ley. Es una pandilla que aprovecha la ausencia de la policía municipal y estatal por estas calles para hacer de las suyas con total impunidad.
La gente de estos rumbos lo sabe, por lo que difícilmente saldrán de sus casas después de las 10 de la noche. Los habitantes de este lugar saben que obtener la presencia de una patrulla en este lugar, a través del 066, puede tomar hasta 30 minutos después de llamar.
A las 10 de la noche, el parque de San Cristóbal luce vacío por el temor a ser víctima de algún delito.
Otro de los rumbos afectados por la inseguridad es San Cristóbal, uno de los barrios más antiguos del Centro Histórico. Ahí, pararse a esperar un taxi en el parque después de las 9 de la noche puede ser una aventura muy peligrosa debido a que la iluminación del lugar es mala, hay numerosos bares en el rumbo, presencia de personas en estado de ebriedad, robos a casas habitación e incluso "cristalazos" a vehículos.
Ante este panorama, los pocos vecinos que aún quedan en el área se encierran después de las 8 de la noche para evitar ser víctimas de algún delito.
El tramo entra la 75 y la 71 de la calle 60 tampoco es un sitio recomendable para caminar después de las 8 de la noche, pues aunque está iluminada, parece un cementerio. Muy pocos son los que se animan a transitarla a partir de esa hora. Lo mismo sucede con el tramo de la 73 con 60 y 58, donde la iluminación no es buena; los peatones caminan bajo su propio riesgo.
A las 8 de la noche, este tramo de la calle 60 con 75 y 73 luce desolado. Aquí también brilla por su ausencia la vigilancia policíaca.
Cabe mencionar que, aunque durante el día, la 60, en los tramos mencionados, tiene una gran actividad peatonal y vehicular —e incluso con una patrulla apostada en la esquina de la 60 con 73— el panorama nocturno es totalmente diferente debido a que son muy pocos los vecinos que aún habitan en ese lugar. La mayoría de los predios son de tipo comercial o están en completo abandono, ocasionando que al caer la noche la calle se convierta en un cementerio.
La misma suerte corre el tramo de la calle 73 con 62 y 64, cercano a la Ermita de Santa Isabel y al Parque San Juan, que además de estar solitario desde las 8 de la noche, se encuentra en penumbras, lo que hace más peligroso pasarlo por la noche.
Calle cercana al mercado Lucas de Gálvez.
A pesar del gran movimiento que hay desde la madrugada en los mercados Lucas de Gálvez y San Benito, esta área también resulta altamente peligrosa para los habitantes que, por la necesidad de tomar su camión, tengan que caminar por ella por la noche, ya que el número de bares en sus alrededores y el tipo de iluminación han, de alguna manera, propiciado que varios usuarios de camiones de transporte público sean asaltados. Esto pese a la vigilancia que algunas patrullas municipales hacen en el área.
La presencia de los uniformados por esta zona no es garantía de salir ileso de algún asalto o de alguna agresión, como ha sucedido en varias ocasiones en el corredor de la calle 58 entre 73 y 71, donde día y noche se practica la prostitución abiertamente y donde además de hoteles de paso, también funcionan diversos bares. Las denuncias contra sexoservidores de ambos géneros que ahí se encuentran, por asalto o agresión, son comunes a pesar de los rondines que la Policía Municipal realiza.
El obscuro corredor del sexoservicio, ubicado en la calle 58 con 71 y 73 del Centro.
Los terrenos de "La Plancha", donde todavía habita un gran número de gente, también son, a excepción del Parque Artículo 123, un pueblo fantasma, especialmente el área cercana a la ex Estación Central, que ahora funciona como sede del Escuela Superior de Artes de Yucatán, y los terrenos de esta ex estación.
Desde que oscurece, la calle se vacía. Lo único que se ve y se escucha son los vehículos al pasar. Este solitario escenario es un lugar peligroso para caminar. Los vecinos lo saben y por eso lo evitan.
Más adelante, la curva que llega a las calles traseras del Hospital regional "Ignacio García Téllez" del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de la Secundaria "Agustín Vadillo Cícero", parece sacada de una película de terror: cero personas, mala iluminación y áreas con maleza que amenazan en convertirse en una trampa mortal para el despistado que ose caminar por ahí después de las 9 de la noche.
Así se ve a las 9 de la noche la calle 48 con 55 y 53, ubicada cerca de la ex Estación Central de Ferrocarriles.
Aunque los gobiernos del Estado y municipal han dicho hasta el cansancio que Mérida y la entidad en general, son lugares muy seguros para sus habitantes y sus visitantes, el recorrido demostró lo contrario al observarse la falta de vigilancia en diversos puntos de la ciudad, donde cometer un delito puede ser muy fácil.
Otro ejemplo de esta inseguridad lo constituye el municipio de Kanasín, una verdadera tierra de nadie, donde las pandillas han tomado las calles y ocasionado incidentes —incluso con arma de fuego— a pesar de la cercanía con casetas policíacas.
Al respecto, el regidor del PAN en el Ayuntamiento de Mérida, Kirbey Herrera Chab, señaló que, en el caso de Mérida, la seguridad es muy deficiente debido a que la Policía Municipal amplió su rango de acción, pero con el mismo número de elementos.
—Se les dio más trabajo sin aumentar la corporación. Así que ahora los mismos elementos deben patrullar más calles. Así... ¡no funciona! —exclamó. L.I.