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Orfandad política.- En el 2004, el PRI se encontraba en la orfandad política más absoluta: la gubernatura, la alcaldía y el control del congreso se encontraban en manos del Partido de Acción Nacional, por lo que los grupos políticos del PRI se encontraban a su completo y libre albedrío.
Mauricio Sahuí: uno de los infiltrados en el equipo cercano de Ivonne Ortega
La derrota en el PRI municipal.- Antes de la elección del dirigente del PRI municipal, se perfilaban dos candidatos: Celia Rivas Rodríguez, apadrinada por el entonces presidente del comité municipal del PRI, Víctor Manuel Caballero Durán, es decir, Rolando Zapata Bello, del que desde la época universitaria ha sido mozo de estoques (y que había quedado posesionado de la dirigencia del PRI municipal que presidiera Rubén Pasternak Coronado Alcocer, que se separó de la misma para competir por la candidatura a diputado por el segundo distrito de Mérida y que tras resultar derrotado, Zapata Bello y Caballero Durán, que era el Secretario General de dicho organismo y al que le correspondía ocupar la presidencia en ausencia del titular, se amafiaron para impedirle retornar) y Gaspar Quintal Parra, apoyado por Felipe Cervera y Orlando Paredes principalmente.
Tras un accidentado proceso para elegir el modo idóneo para renovar a la directiva municipal del PRI, triunfó el método de consulta a la base, para elegir al sucesor de Caballero Durán, que propuso el método de Consejo Político, confiado en que los zapatistas tenían mayoría en dicho órgano; cuando la consulta se llevó a cabo, Gaspar Quintal, que maniobró haciendo alianza con Orlando Paredes Lara e Ismael Peraza, le dió una auténtica paliza a Celia Rivas, ganándole arrolladoramente, teniendo Rivas Rodríguez tres mil votos a favor, por casi quince mil de Quintal Parra.
Celia Rivas: la candidata de Rolando vencida aplastantemente en el proceso interno del PRI en 2004
Con ello quedaba demostrado que Rolando Zapata, siempre que compite, pierde y por ello, intenta no competir y lograr sus objetivos a base de arreglos cupulares, pues carece de arraigo entre la militancia de su propio partido. El revés confirmaba la reputación de Zapata Bello como el campeón de las derrotas.
El primer contacto.- Cuando Ivonne Ortega fue candidata a la alcaldía de Dzemul (en 1998), Rolando Zapata también fue candidato a diputado local por el VII distrito, debido al afecto personal que le dispensaba Víctor Cervera, merced a su condición de ahijado e hijo de uno de sus amigos más allegados. Desde entonces ambos entablaron una relación cordial, propia de compañeros de partido.
Una cabeza de playa.- En 2003 Ivonne Ortega aspiraba a la diputación federal por el segundo distrito, que era una demarcación muy fácil de ganar, pues era un área de notoria influencia priista. Rolando Zapata envió a apoyar las aspiraciones de Ortega Pacheco a tres colaboradores: Víctor Sánchez Álvarez, Sergio Bogar Cuevas González y Mauricio Sahuí Rivero. Debido a esto es que ingenuamente, Ortega Pacheco ha supuesto contar con la lealtad de estos tres personajes, que en la realidad nunca han dejado de responder a los intereses de su verdadero jefe: Rolando Zapata Bello.
Liborio Vidal Aguilar: uno de los priistas traidores que junto con Rolando pactaron con López Obrador
La traición y el pacto secreto con López Obrador.- Cuando en 2006 Ivonne aspiraba al senado, fue derrotada en toda la línea por Beatriz Zavala Peniche por una amplísima diferencia de más de cincuenta mil sufragios. Un grupo de priistas entre los que se encontraban allegados de Rolando de la época en que fue diputado, se entrevistaron con Andrés Manuel López Obrador, a quien consideraban con posibilidades reales de constituirse en presidente de México, ante el notorio desplome electoral del aspirante priista de entonces, Roberto Madrazo. La entrevista con López Obrador fue motivada por la afinidad ideológica existente entre PRI y PRD partidos nominalmente de izquierda por sus planteamientos y postulados y por la orientación de tipo socialistoide de los implicados.
Entre los políticos que acompañaron a Rolando Zapata a entrevistarse con López Obrador, se encontraban: Jorge Carlos Ramírez Marín, Liborio Vidal (que incluso llegó a competir por el PRD), William Sosa Altamira, Límber Sosa Lara (que también llegó a ser candidato del sol azteca) y Víctor Edmundo Caballero Durán. Todos ellos celebraron un acuerdo secreto para apoyar la candidatura de López Obrador, cometiendo una flagrante traición contra el PRI y su candidato, tratando de aprovechar la coyuntura política existente.
Gabriela López: una de las integrantes del pacto infamante que permitió a Rolando deshacerse de sus opositores
Los infiltrados, factor para ser coordinador de campaña.- Fue la existencia de una cabeza de playa de Rolando Zapata en el equipo de Ivonne Ortega, lo que influyó para que ésta designara a Zapata Bello como coordinador de campaña, posición desde la que Rolando maniobró sutilmente para acercar a sus allegados a la candidata y desplazar a todos aquellos que no eran afines a sus intereses, enviándolos supuestamente a reforzar las campañas de aspirantes a diputaciones, con lo que evitaba incomodidades en el primer círculo e iba lenta e inevitablemente, cercando a la candidata.
El pacto infamante y el asalto final al poder.- Iniciada ya la campaña, Ivonne sostuvo una reunión con Rolando Zapata y los integrantes de su grupo, que le hicieron ver que eran una agrupación sólida y eficiente en la operación electoral y se comprometieron a regresar al PRI los sufragios supuestamente trasladados al PRD. Esta situación fue secundada y apoyada por los infiltrados en el equipo orteguista.
Ivonne Ortega, con el temor de volver a ser derrotada, se comprometió con ellos a tal grado, que en otra reunión de carácter sumamente reservado, les ofreció a cambio de que la ayudaran a ganar, dejarlos hacerse cargo de todo lo referente al manejo interno de la política estatal, haciendo notar su carencia de equipo político propio y su interés por construir un proyecto de carácter nacional.
Ivonne Ortega: Debido a su carencia de equipo político propio, fue cercada con gente de Zapata Bello
El eje Zapata- López- Carrillo y su influencia.- Desde la secretaría de gobierno Rolando logró una alianza perversa, con Gabriela López (actualmente coordinadora de facto de la campaña Rolandista) y Ulises Carrillo, asesores foráneos de Ortega Pacheco, con quienes favoreció abiertamente a sus allegados, pues era esa triada la encargada de revisar perfiles y de integrar las ternas de aspirantes a las diferentes posiciones de gobierno, que se formaban invariablemente con dos allegados a Rolando y alguien ajeno, que era perpetuamente relegado. En cambio, el allegado a Rolando que no era designado para ocupar un encargo, era rápidamente canalizado hacia otra posición. Así funcionaba la trampa de los perfiles. Fue este eje, el que maniobró para retrasar cuanto fue posible la llegada de Nerio Torres Arcila al gabinete, pues dada su condición de presidente del partido, ganador del proceso electoral en que participó, debió haber entrado por la puerta grande y no a una posición de tercera como fue la COMEY.
¿Permitiremos los yucatecos que Rolando Zapata se reelija?
De este modo, Rolando maniobró e intrigó para constituirse en diputado federal, no dejando pasar a sus rivales y aceptando únicamente que accediera gente a quienes no intuía como rivales, habida cuenta de los vínculos familiares con la titular del ejecutivo, como Felipe Cervera, quien por su parentesco, carecía de oportunidad de hacerse candidato a la gubernatura, para que no se hablara de una dinastía familiar.
El toque final.- Confiando en controlar el poder legislativo a través de Mauricio Sahuí, el poder judicial por medio de Marco Celis y de tener el control de aproximadamente el ochenta y cinco por ciento de las posiciones de gobierno, merced a la alianza López-Carrillo, Rolando Zapata se constituyó en candidato a gobernador por el PRI, para virtualmente aspirar a reelegirse, pues ha sido él y solo él quien ha gobernado y tenido el control del gobierno del estado en funciones, siendo por tanto, el principal responsable del desastre político, económico y social que impera en nuestros días.