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Científicos del norte del Viejo Continente concentran sus esfuerzos en conocer más sobre un nuevo virus que azota al ganado vacuno, caprino y ovino, pues produce malformaciones fetales y nacimiento de crías muertas. Hasta ahora, los investigadores ignoran el origen del virus y las causas del brote; para acelerar los estudios, quieren compartir información con instituciones interesadas en desarrollar técnicas de diagnóstico y vacunas.
La entidad infecciosa, llamada provisionalmente 'virus Schmallenberg' (por el pueblo alemán donde ocurrieron los primeros casos), se detectó en noviembre en vacas que presentaron fiebre y reducción drástica en producción de leche. Ahora el padecimiento afecta también a cabras y ovejas en docenas de granjas no sólo alemanas, sino holandesas y belgas. Según el Comité Permanente Europeo de la Cadena Alimentaria y de Sanidad Animal, al 13 de enero se habían detectado animales enfermos en 20 granjas de Alemania, 52 de Holanda y 14 de Bélgica. Asimismo, se están investigando más casos sospechosos. 'Muchas ovejas nacen muertas o con serias malformaciones', declara Wim van der Poel, del Instituto Veterinario Central de Holanda, en Lelystad. "Estamos ante una seria amenaza a la salud animal en Europa".
La Unión Europea no descarta que el virus Schmallenberg pueda transmitirse a los humanos.
"Estamos tomando esto muy, muy seriamente", añade Thomas Mettenleiter, director del Instituto Friedrich-Loeffler (FLI), el laboratorio federal alemán de salud animal, ubicado en la isla de Riems. El virus parece ser transmitido por una especie de dípteros (culicoides, un género de insectos parecidos a los mosquitos); las infecciones sucedieron en verano y otoño del año pasado, y los fetos que estuvieron expuestos al virus en el vientre materno están naciendo ahorita. Los primeros casos de corderos con malformaciones congénitas como hidranencefalia (hemisferios cerebrales ausentes y sustituidos por sacos llenos de líquido cerebroespinal) y escoliosis (columna vertebral torcida) ocurrieron antes de Navidad. 'Ahora, en algunos rebaños, del 20% al 50% de los corderos sufren estas malformaciones', dice Mettenleiter. 'Y la mayoría nacen muertos.'
Los científicos estiman que va a haber muchos más casos, especialmente en el ganado bovino, pues los fetos infectados en el verano de 2011 nacerán en febrero y marzo.
Los virólogos han hecho avances desde el descubrimiento de la enfermedad, en noviembre. Han logrado aislar el virus y cultivarlo en células de insectos y hámsteres. Al hallarlo en el tejido cerebral de corderos afectados, se fortalece la evidencia de que es la causa de los síntomas. 'Las malformaciones, más la frecuente detección del virus en el cerebro de los abortos, claramente apoyan una relación causal', asevera Martin Beer, del FLI. En un primer experimento, los científicos del Instituto infectaron a tres vacas y consiguieron la replicación del virus; una desarrolló fiebre y diarrea.
En el FLI ya secuenciaron el genoma del nuevo patógeno. Las comparaciones indican que pertenece al grupo de los Orthobunyavirus, que tienen tres segmentos: S (short-corto), M (middle-medio) y L (long-largo). Son transmitidos por dípteros, sobre todo en Asia, aunque algunos han circulado por Europa durante décadas. Al principio, los científicos dijeron que el Schmallenberg se parecía al Akabane, un patógeno de las reses, búfalos, ovejas, camellos, perros y otras especies. Incluso lo bautizaron 'Akabane-like virus' ('parecido al Akabane').
Cambiaron. Ahora afirman que al menos el segmento S del genoma del Schmallenberg está más relacionado con otro orthobunyavirus, el Shamonda. Tanto el Akabane como el Shamonda pertenecen al serogrupo Simbu, que infecta a rumiantes. Sin embargo, hay pocas secuencias de orthobunyavirus disponibles con las cuales comparar el nuevo virus, así que se está comenzando a secuenciar a más miembros de esa familia. 'Ha habido negligencia en el estudio de los orthobunyavirus y no sabemos casi nada sobre ellos', admite Jonas Schmidt-Chanasit, del Instituto Bernhard Nocht de Medicina Tropical, con sede en Hamburgo, Alemania.
Quedan múltiples preguntas: ¿cuál es el vector que transmite la enfermedad?, ¿hay contagio directo de un animal a otro? Y, por supuesto, ¿de dónde proviene el virus?. 'El problema con los orthobunyavirus es que su genoma segmentado facilita las nuevas combinaciones, como en la influenza', explica Schmidt-Chanasit. Señala el caso del brote de un nuevo orthobunyavirus en Perú. El patógeno, llamado virus de Iquitos, resulta de la combinación de los segmentos S y L del virus brasileño Oropouche y el segmento M de un nuevo virus.
Se ignora si el Schmallenberg puede enfermar a las personas. Al menos 30 orthobunyavirus han sido asociados con enfermedades humanas; el Oropouche, también del serogrupo Simbu, causa un padecimiento febril acompañado de dolor de cabeza, mareo y erupciones; mientras que el Iquitos produce diarrea, vómitos y náusea. Pero estos virus dependen de los dípteros para poder infectar a los humanos; no se transmiten de una pieza de ganado a una persona... hasta donde se sabe. Además, la mayoría de los dípteros (excepto los mosquitos) no suelen picar al ser humano y, a mayor abundamiento, no hay reportes de granjeros enfermos entre aquellos cuyos hatos están infectados.
Una evaluación de riesgo emitida poco antes de Navidad por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, ubicado en Estocolmo, Suecia, dice que 'es improbable que este nuevo orthobunyavirus pueda enfermar a los humanos, pero es una posibilidad que todavía no puede descartarse'. Comoquiera que sea, los expertos recomiendan monitorear de cerca la salud de los granjeros y veterinarios.
Para no perder un tiempo que puede ser precioso y responder a las preguntas más urgentes, el FLI decidió no registrar patentes de ningún hallazgo que tenga que ver con el virus Schmallenberg. 'Nuestros recursos son limitados', señala Mettenleiter, 'y nos da mucho gusto compartir nuestros conocimientos y materiales con quienesquiera que estén interesados en combatir el virus, sea por razones comerciales o no'.
Los institutos alemán y holandés se han dividido el trabajo: en los Países Bajos los investigadores se dedican a estudiar a las ovejas, detalla Van der Poel, mientras sus colegas teutones se enfocan al ganado vacuno. (KAI KUPFERSCHMIDT / SCIENCE)