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Consternación y rabia: así describen círculos del Pentágono las reacciones a las primeras informaciones sobre el nuevo vídeo denigrante en Afganistán. Las imágenes muestran a marines que orinan sobre sangrientos cadáveres de insurgentes afganos y hacen chistes. "No puede ser verdad", apuntó un alto cargo del Departamento de Defensa citado por medios estadounidenses.
La cúpula militar norteamericana reaccionó con rapidez. Incluso antes de que se consiguiera saber si el vídeo es real, comenzó el intento por minimizar sus daños. Un equipo del NCIS, el Departamento de Investigación Criminal Naval, abrió averiguaciones sobre el caso. Según expertos militares, la rápida respuesta apunta a que, en caso de ser cierto, se cumplirá con las exigencias del presidente afgano, Hamid Karzai, que pidió castigar con la mayor pena posible a los culpables.
El escándalo no podría haber saltado en un peor momento para el Ejército y el gobierno. Con la carrera por las próximas elecciones ya iniciada, los republicanos acusan al presidente Barack Obama de poner en marcha un arriesgado y precipitado plan de retirada de Afganistán. Ante esta situación, Obama apenas puede permitirse más daños a las ya tensas relaciones entre Washington y Kabul, apuntan los analistas.
Apenas transcurrieron unos meses desde que en noviembre pasado quedara cerrado otro penoso capítulo de la presencia de tropas internacionales en Afganistán. El cabecilla de un grupo de soldados estadonidenses fue condenado a varios años de prisión. El denominado "Kill Team" posó por pura diversión con cadáveres de civiles afganos y tomó partes de sus cuerpos como trofeos.
Poco pudo celebrar Estados Unidos antes de que saltara este escándalo la vuelta de sus soldados destacados en Irak, a los que trató como héroes ejemplares.
La reacción ante lo ocurrido en Afganistán recuerda mucho al escándalo de Abu Ghraib, en el que soldados estadounidenses torturaron a presos iraquíes y que se convirtió en un símbolo de la ocupación estadounidense.
“He visto las imágenes y encuentro el comportamiento de los elementos absolutamente deplorable”, sostuvo Leon Panetta, el secretario estadounidense de Defensa, y señaló que exigió al general John Allen, Jefe de las Fuerzas Internacionales en Afganistán, que emprenda una investigación para esclarecer el hecho.
Panetta aseguró que una vez identifiquen a los soldados que aparecen en la grabación, éstos deberán rendir cuentas ante autoridades pertinentes, porque la profanación de cadáveres es un crimen de guerra en Estados Unidos.
"Esta conducta es totalmente inapropiada en miembros del Ejército de Estados Unidos y no refleja los estándares o valores que nuestras fuerzas armadas han prometido defender", apuntó el jefe del Pentágono, Leon Panetta. Si el vídeo es real, se trata sólo de un fallo de un pequeño grupo de soldados, apuntaron varios altos cargos militares.
También opina así el general retirado James Marks. Pero al mismo tiempo confía en que las investigaciones no se limiten a los soldados que aparecen en las imágenes. En una entrevista con la televisión CNN, el soldado estadounidense se pregunta cómo los marines pudieron llevar a cabo un acto así a plena luz del día. "¿Dónde estaban sus superiores inmediatos?", se pregunta. "¿Qué papel han desempeñado para que estos hombres se aparten de esa forma de las reglas?".
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, manifestó: "Quiero expresar mi total consternación por esta información sobre nuestros marines, por quienes profeso el máximo respeto y admiración". Por su parte, Hamid Karzai, presidente de Afganistán, declaró que su gobierno "está sumamente impresionado por el vídeo en el que aparecen unos soldados americanos profanando los cuerpos sin vida de tres afganos. Este acto (...) es inhumano y lo condenamos con la mayor firmeza posible".
Marks recuerda también los reproches que llegaron tras Abu Ghraib: las culpas cayeron sobre los "pequeños" mientras los "peces gordos" salieron indemnes. Muchos militares que torturaron a presos fueron condenados a largas penas de cárcel. Pero los superiores, que según muchos expertos propiciaron el clima para que se cometieran esos excesos, no fueron culpados. Sólo uno de los oficiales fue condenado: con la expulsión.
Ahora sí, las autoridades militares de Estados Unidos informaron que identificaron a los cuatro infantes de Marina que aparecen en un video orinando los cuerpos de milicianos talibanes muertos, lo cual generó críticas tanto en el país como en el exterior.
El Servicio de Investigación Criminal Naval que está encargado de la investigación sobre el caso, dijo el viernes que interrogó a dos de los infantes de marina identificados.
Los cuatro militares son integrantes de un batallón de 1000 hombres que tienen su base en Camp LeJeune, en Carolina del Norte.
Dos de los infantes de marina habían sido trasladados a otros trabajos antes de que el vídeo fuera publicado en internet.
Las autoridades dicen que los hombres eran miembros de la unidad de francotiradores en el 3er Batallón de Infantes de Marina. El grupo había sido desplegado durante siete meses en la sureña provincia de Helmand en Afganistán, antes de regresar a Estados Unidos en septiembre de 2011.