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"Odié cada minuto de entrenamiento, pero dije: No renuncies. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón". Muhammad Alí.
Hombre de carácter temperamental y fanfarrón, Muhammed Ali es una de los mejores boxeadores que han existido, por lo que su nombre es leyenda y su huella imborrable. Ayer, 17 de enero, cumplió 70 años y a pesar de sus problemas físicos, sigue tan vivo como su historia en el deporte de los puños.
Alí siempre estuvo en las primeras planas en los medios de comunicación, retando y provocando a sus contrincantes a través de entrevistas y confrontaciones concertadas de antemano, que en lugar de generar antipatía, lo convirtieron el ídolo de miles de aficionados.
Esa es una de las grandes frases con las cuales se puede describir lo que ha sido Muhammad Alí, un personaje que sobrepasó la esfera del deporte para estar convertido en una de las grandes leyendas de la lucha contra la guerra y la discriminación.
“A Muhammad le gustan los festejos que lo involucran y que se enfocan en él”, dijo su esposa, Lonnie Alí, a la prensa el viernes antes de dar un discurso en el Centro Alí. “En eso sigue siendo un niño grande, le encantan los cumpleaños”.
“Cuando tienes razón, nadie lo recuerda. Cuando estás equivocado, nadie lo olvida”, dictó Ali, un estadounidense que hasta los 22 años de edad se llamaba Cassius Clay pero en 1964, al convertirse al islam, decidió cambiarlo por el que hoy en día lo recuerda como una de las grandes leyendas del boxeo mundial: Muhammad Alí
Su incursión al mundo del pugilismo comenzó a los 12 años, cuando le robaron su bicicleta, hecho que denunció a un policía y entrenador de boxeo llamado Joe Martin, quien le sugirió a él y sus padres que debería empezar a pelear para defenderse.
Después de ganar varias peleas a nivel juvenil, el 29 de octubre de 1960 está marcada como la fecha en la que Alí obtuvo su primera victoria como profesional. Venció a Tunney Hunsaker, un jefe de policía de Fayetteville, West Virgina.
A pesar de haber ganado 6 veces los guantes dorados de Kentucky, Muhammad Alí se mostró al mundo durante los Juegos Olímpicos de Roma 1960 cuando obtuvo la medalla de oro en la categoría de los pesos ligeros.
Solía recitar poemas compuestos por él mismo en los que mencionaba en qué round noquearía a su oponente, ya fuera en conferencias de prensa o en programas de televisión.
Entre 1960 y 1963, Muhammed Alí alcanzó un récord de 19-0, incluyendo 15 knockouts ya en la categoría de peso completo. Pronto se volvió famoso por su estilo poco ortodoxo, sin guardia, con movimientos muy bien sincronizados, como si estuviera bailando a pesar de su 1.88 de estatura y sus 85 kilogramos.
“Soy tan rápido que en alguna ocasión que apagué la luz de mi habitación y llegué primero a la cama antes de que el cuarto estuviera completamente oscuro”: Muhammed Alí.
Alí derrotó a boxeadores de la talla de Tony Esperti, Jim Robinson, Donnie Fleeman, Duke Sabedong, Alonzo Johnson, George Logan, Willi Besmanoff, Lamar Clark (que había ganado sus 40 peleas anteriores por knockout), Sonny Banks, Alejandro Lavorante, y Archie Moore (una leyenda del boxeo que tenía en su haber 200 victorias).
La victoria sobre Sonny Liston es posiblemente la más grande de entre las grandes obtenidas por Alí. Liston (el “Oso feo” como lo bautizó el propio Alí) era temido y respetado, por lo que nadie creyó en la victoria de la leyenda. Sin embargo, Alí consiguió la victoria gracias a su capacidad y velocidad de movimientos, por lo que los cronistas de la época se atrevieron a declarar: "vuela como una mariposa y pica como una abeja".
Al derrotar en el sexto asalto a Liston, quien había dominado a Alí en los primeros rounds, el boxeador estadounidense ofreció una de las frases que lo marcaron hasta hoy en día: "¡Soy el más grande!, ¡soy el más grande!". Tras esta victoria, Cassius Clay se volvió musulmán y cambió de nombre.
Un año después le dio la revancha a Liston con el título del mundo en juego. La batalla terminó en el primer round con uno de los KO más espectaculares de la historia del boxeo, el golpe con el que lo noqueó fue conocido como “la mano fantasma”.
En 1967 se negó a incorporarse al Ejército e ir a la guerra de Vietnam, todo bajo el argumento de los ideales de su religión. No le importó exponerse a un castigo de cinco años de prisión y 10 mil dólares de multa por negarse a servir en las Fuerzas Armadas. Acusado de desertor, las autoridades del boxeo declararon su título vacante.
Revocada la condena de Muhamed Alí por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, reapareció con todos los honores en 1974: derrotó a Joe Frazier y recuperó el título de los pesos pesados al dejar fuera de combate al campeón, George Foreman, en Kinshasa (Zaire). Cuatro años más tarde (1978) Muhammed Alí perdió el título ante Leo Spinks en Las Vegas, y meses después, consiguió recuperarlo tras derrotar a ese mismo en Nueva Orleans.
Muhammed Alí anunció su retiro en 1979, aunque al año siguiente retó al que era entonces campeón mundial, Larry Holmes, con quien perdió claramente.
En 1984 se enteró que sufría el mal de Parkinson, síndrome neurológico que lo tiene alejado del mundo deportivo por completo aunque en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 fue el encargado de encender el pebetero.