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PARÍS, 5 de marzo.- Hace un año, un reportaje de la revista francesa Vogue escandalizó dentro y fuera del país y probablemente le costó el puesto a la entonces directora de la publicación, Carine Rotfield. En él aparecían niñas disfrazadas de mujeres fatales, subidas en tacones de vértigo y posando como divas. Pasada la polémica, Francia se propone ahora acabar con los peligros derivados de la moda de las 'lolitas'. Un informe entregado ayer al Gobierno por la senadora conservadora Chantal Jouanno, alerta sobre el fenómeno definido de “hipersexualización” de las menores de 12 años, que a juicio de los expertos pone en peligro tanto el bienestar psicológico y afectivo de las niñas como el principio de igualdad entre géneros.
Niñas posando para una marca de lencería 'infantil'.
Este movimiento parlamentario se produce en medio de una proliferación generalizada de nuevas caras muy jóvenes comno la de Kaia Gerber, de 10 años, hija de la top Cindy Crawford que se ha convertido en imagena de Versace. También es noticia estos días Anais Gallagher, la hija del guitarrista y cerebro de la banda británica Oasis, que ha firmado a sus 11 años un contrato con Select, la agencia londinense que representa a Agyness Deyn, Natasha Poly o la española Cristina Tosío. En el grupo también están Lottie Moss, la hermana de 14 años de Kate Moss, y Selah Marley, la hija de 12 años de la cantante Lauryn Hill y de Rohan Marley, hijo de Bob.
La hipersexualización de las niñas se define como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”, señala el documento. Apunta a que el problema, más extendido en el mundo anglosajón, todavía no ha “tocado masivamente” a Francia, pero advierte que es un “fenómeno cada vez más presente”. Algunas escuelas primarias, por ejemplo, han tenido que prohibir a sus alumnas los tacones altos y el maquillaje, mientras que las tiendas de lencería proponen minitangas y sujetadores con relleno para niñas de 8 años.
El asesinato de JonBenét Ramsey, niña de apenas 6 años disfrazada de mujer por sus padres y exhibida en concursos de belleza, es un caso extremo de hipersexualización de trágicas consecuencias.
El fenómeno viene impulsado por la industria de la moda y de los medios de comunicación, así como por el regreso de los juguetes estereotipados y la consagración de la importancia de la apariencia en los programas de tele-realidad. La senadora y ex ministra de Deportes alerta de que “la intrusión precoz de la sexualidad conlleva daños psicológicos irreversibles en el 80% de los casos” y que puede provocar disturbios en el comportamiento de las pequeñas, como la anorexia: de hecho, el 37% de las menores de 11 años están ya a dieta.
Además, considera que esta tendencia es indisociable de la "banalización de la pornografía", que en el caso de los chicos "puede inducir a comportamientos sexuales violentos y legitima el acoso". Además participa en el retroceso de la igualdad entre mujeres y hombres, ya que "la hipersexualización vehicula el estereotipo de la mujer/niña pasiva, definida por su apariencia y animada por la sexualidad".
Para luchar contra ello, propone la puesta en práctica de una serie de medidas preventivas. La primera de ellas es simplemente prohibir que los menores de 16 años posar para una marca de moda, “con el fin de no favorecer la imagen de niños transformados en adultos”. Otra es acabar con los concursos de belleza para menores también de 16 años, considerados “contrarios al principio de dignidad de la persona”. El resto incluye medidas de concienciación social, con campañas de concienciación y la creación de un observatorio específico.