1813 palabras
A medida que el régimen agoniza, las vendas se caen de los ojos de los cantores del régimen: Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.
Todo empezó con el anuncio de que Pablo Milanés daría un concierto el 27 de agosto en Miami. Un día antes, Carlos Alberto Montaner publicó el siguiente artículo:
El sábado 27 de agosto actuará en Miami el cantautor Pablo Milanés. Es un acontecimiento lleno de contenido político que vale la pena analizar.
Pablo Milanés ha dicho tres cosas muy importantes en una excelente entrevista que le hizo Gloria Ordaz para Univisión. Dijo que ya no deseaba cantarle a Fidel Castro, que no tiene inconveniente en dedicarles una canción a las Damas de Blanco y que es un revolucionario crítico comprometido con el sistema socialista.
Bravo. Eso quiere decir, primero, que el famoso cantautor rompió realmente con esa penosa subordinación moral e intelectual hacia el caudillo que caracteriza a las irracionales dictaduras personalistas; segundo, que acepta la pluralidad y las diferencias dentro de una sociedad en la que muchas personas honorables tienen posiciones distintas, sin que ello las convierta en enemigos execrables o en agentes de la CIA; y, tercero, que no ha dejado de ser comunista, pero no está dispuesto a callar ante los errores y los atropellos de su gobierno. La militancia no exige ser ciego y mudo ante lo que está mal. Lo revolucionario es la rebeldía, no la aquiescente sumisión.
Carlos Alberto Montaner.
Mi impresión es que por la boca de Pablo están hablando cientos de miles de comunistas cubanos que se consideran verdaderos reformistas. Para ellos, no bastan los cuatro parches que Raúl le quiere poner al sistema productivo para continuar manteniendo su dictadura de partido único manejada por un grupúsculo elegido a dedo por el general entre el círculo íntimo de sus incondicionales. Ése, según se deduce de las palabras de Pablo, no es un gobierno moderno y legítimo, sino una banda al servicio de un jefe todopoderoso que ignora hasta los principios del "centralismo democrático" que supuestamente deben normar las relaciones entre los camaradas. Por eso Pablo quiere cambios reales.
Los demócratas de la oposición deberían hacer un esfuerzo por entender el fenómeno. Pablo Milanés, y con él seguramente cientos de miles de personas que se consideran "revolucionarias", no son enemigas. Son adversarios políticos dotados de ciertas ideas, a mi juicio disparatadas, pero con los que se puede y se debe convivir en una Cuba liberada del dogmatismo estalinista de los Castro. Al fin y al cabo, en las treinta democracias desarrolladas, prósperas y felices del planeta, las familias ideológicamente diferentes conviven en los parlamentos y son capaces de encontrar zonas de colaboración.
Tal vez los cubanos jóvenes no lo sepan, pero entre los años de 1940 y 1944, en un período democrático, el general Fulgencio Batista, acompañado y apoyado por los comunistas, fue libremente electo a la presidencia de la república por la mayoría de los cubanos. En esa época, de impetuoso crecimiento, por cierto, los comunistas-batistianos defendían la pluralidad y así llegaron al gabinete de gobierno dos ministros de esa cuerda política. Cuando Batista dejó la presidencia y viajó a Chile, el camarada Pablo Neruda lo saludó con un texto absolutamente obsequioso lleno de adjetivos entusiastas.
Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Tras más de medio siglo de descalabros, fusilamientos, exilios masivos, empobrecimiento progresivo, aventuras militares, violaciones de los derechos humanos y ejercicio arbitrario del poder por un caudillo iluminado empeñado en reinventar todo lo que existe, desde los seres humanos a las vacas, pasando por el café o la avicultura, ha llegado la hora de que la sociedad, toda la sociedad, asuma la dirección de su destino de forma pacífica, racional, plural y colegiada. Ese proceso comienza por un sobrio apretón de manos entre los comunistas reformistas y los demócratas de la oposición. Son, o deben ser, adversarios respetuosos, no enemigos. Bienvenido, Pablo Milanés.
La publicitada visita del político y escritor exiliado Carlos Alberto Montaner al cantautor cubano Pablo Milanés, en el lobby del hotel donde éste se hospedó en Miami el sábado 27 de agosto, fue sugerida por el empresario de origen cubano Hugo Cancio, según aclaró este martes, en entrevista a la cadena televisiva Univisión, el propio Montaner.
Montaner especificó, en respuesta a las preguntas del canal, que Hugo Cancio lo llamó por teléfono poco antes del comienzo del controvertido concierto de Milanés en el American Airlines Arena, preguntándole si le gustaría saludar al autor del popular tema “Yolanda”.
Hugo Cancio, John de León y Joe García (de la administració Obama) saludan a Pablo Milanés en el hotel en Miami. No se ve a Carlos Alberto Montaner. Este breve encuentro fue duramente criticado por el exilio intransigente, que considera a Milanés vocero y agente castrista, como se ve en la foto editada (abajo). Un sector fuerte de los expatriados no avizora una reconciliación de terciopelo con quienes han defendido a los Castro, por mucho que ahora traten de deslindarse del régimen.
“No fue una cosa secreta, se hizo públicamente en el lobby de un hotel”, subrayó Montaner en referencia al encuentro, y apreció que Milanés esté rompiendo con la “tradición totalitaria” vigente en Cuba.
En el encuentro, Pablo Milanés habría agradecido brevemente a Montaner la bienvenida que éste le ofreciera en un polémico artículo publicado por Neo Club Press, y el propio blog del exiliado, la pasada semana.
En respuesta a las críticas vertidas por los sectores más radicales del exilio a propósito del encuentro, el escritor fue enfático: “La inflexibilidad de ciertos sectores del exilio cubano se parece mucho a la inflexibilidad de ciertos sectores del régimen cubano”.
El concierto de Pablo Milanés en Miami, efectuado el pasado sábado 27 de agosto, comenzó amenizado por las ardientes protestas de cerca de 200 exiliados opuestos a la presentación del cantante, ubicados en las afueras del edificio. Según cifras ofrecidas por el propio Cancio, los organizadores del concierto sólo pudieron desprenderse de 3,500 boletos.
El cantautor cubano Silvio Rodríguez ha tildado de "burda, desamorada" y "sin el más mínimo compromiso afectivo" la forma empleada por su colega Pablo Milanés al manifestarse recientemente sobre la realidad cubana, aunque reconoció que coincide "con muchos de sus juicios críticos".
"Coincido con Pablo en muchos de sus juicios críticos sobre la realidad cubana. Me parece que algunos de esos puntos los he tocado en conferencias de prensa en Cuba", dijo Rodríguez en su blog 'Segunda Cita' a un estudiante puertorriqueño en Nueva York, quien le preguntó su opinión respecto a las declaraciones de Milanés.
A juicio de Rodríguez "lo que escandaliza a algunos no es el contenido" de las críticas de Milanés "sino la forma, que además de burda parece desamorada, sin el más mínimo compromiso afectivo".
"Otra cosa que duele es que haya manifestado esas críticas en Miami, a unos días de un concierto que, por más propaganda que hacían, no se llenaba", dijo el músico considerado junto con Milanés uno de los principales pilares del denominado Movimiento de la Nueva Trova Cubana, surgido en los años 60 del siglo pasado.
"Y para colmo que las hiciera a medios que tildan de héroes a terroristas que han derribado aviones civiles, medios cuyos dueños han pagado actos de violencia contra Cuba", añadió Rodríguez en el comentario reproducido por la web oficial 'Cubadebate'.
Milanés dijo que siente vergüenza e indignación ante los maltratos contra el grupo de mujeres y calificó de "vil" y "cobarde" que "una horda de supuestos revolucionarios" las ataque, en una carta publicada en el portal 'Café Fuerte', de Miami, donde estuvo a finales de agosto para ofrecer por primera vez un concierto, como parte de una gira artística por EE.UU.
Según Silvio Rodríguez, es "importante que los que vivimos en esta sociedad imperfecta (y eso quiere decir con cosas malas pero también con cosas buenas) sigamos criticando, sigamos mejorándonos".
"Y que este ejemplo triste no les sirva de pretexto a los extremistas para cerrarse a cal y canto. Ese es un daño interno que nos hacen actitudes como ésta", apuntó, porque considera que "en las Revoluciones, si son verdaderas (como creo que es la cubana), nadie es imprescindible, al menos para siempre".
"Cada baja nos enseña a llenar la ausencia con lo que tengamos, y a aspirar a ser tan buenos como lo que nos falta", subrayó el creador de 'Ojalá' y 'Rabo de nube'.
Recordó que Pablo Milanés y él hace algo más de 20 años que no se ven y tampoco han hablado por teléfono. "El Pablo que conozco", añadió, "tiene casi un cuarto de siglo de retraso".
Asimismo, manifestó que no se siente "capaz de juzgar, menos públicamente, a un viejo amigo" como el autor de 'Yolanda', y afirmó que "nunca, jamás", ha permitido que en su presencia "nadie hable mal de Pablo", aunque éste lo incluya "entre los 'despreciables' que siguen defendiendo la Revolución".
Rodríguez también se declaró "seguro" de que "Pablo está convencido de estar a la altura de lo que cree de sí mismo".