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¿Estás viva(o)? ¿Respiras? ¿Puedes ver el cielo, oír el canto de los pájaros, ver la sonrisa de ese niño, llorar por la tristeza de ese acontecimiento que te indignó? ¿Tienes vida o sólo existes?
Si tu respuesta es sí, entonces, tú le debes gratitud a tu existencia. Si tu respuesta es no, tócate, porque ya se te olvidó que estás viva(o). Despierta de nuevo; abre los ojos; mira a tu alrededor; respira profundo; siente la vida. Entonces, di "¡Gracias!"
La vida es lo que cada minuto cada uno de nosotros decide, es el camino que tú escoges. Lo que recibes, es el producto de lo que siembras. Da gracias porque puedes decidir, da gracias porque decidiste y da gracias porque podrás volver a decidir si fallaste la otra vez.
Dale gracias a ese que cometió una injusticia contigo porque al hacerlo te dio la oportunidad de entender algo nuevo, algo que te hará un ser mejor, algo que te hará valorar mejor aquello que das por sentado, como si fuera tuyo así, nada más. ¡No, no lo es! Por lo tanto, ¡da gracias! Ten gratitud en cada momento que eres consciente de que vives, porque la vida es un gran regalo de uso libre.
Ten gratitud con el amigo que te habla, aunque te interrumpa y sólo lo haga para comentar algo que sabe que disfrutarás.
Todos los días, si estás consciente de la maravilla de tu vida, ponle más atención a esos pequeños regalos que vas recibiendo desde que abres los ojos. Y antes de dormir, revisa tu día y pon especial atención a esos momentos en que fuiste ingrato. Mañana busca a quien no le diste gratitud y pídele perdón.
Ser consciente de cada acción que ejecutas te permitirá darte cuenta del valor de cada oportunidad que merece tu gratitud, contigo misma(o) y con cada persona que tienes la fortuna de interactuar, dialogar, demostrarle que su existencia es parte de tu consciencia y de lo que es importante para ti.
¡Gracias por esta oportunidad de comunicarnos!