1180 palabras
Destacan también 13 máscaras funerarias de piedra verde que revelan los rostros de dignatarios de Calakmul, Dzibanché y Oxkintok
La recreación de la tumba de Pakal, quien gobernó la ciudad maya de Palenque, acompañado de todo su ajuar funerario, y la reproducción de su lápida con tecnología de punta, que permite apreciar a detalle las imágenes iconográficas grabadas en la piedra y su significado, son la gran sorpresa que presenta la exposición Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde, inaugurada la víspera en el Museo Nacional de Antropología.
Conformada por 147 piezas recuperadas en los sitios arqueológicos de Palenque (Chiapas), Calakmul (Campeche), Dzibanché (Quintana Roo) y Oxkintok (Yucatán), y que hoy forman parte del acervo de diversos museos, la exhibición se desglosa como un paseo por estos sitios mayas, de las que se muestran fotografías en gran formato que dan una idea de sus templos más importantes y en cuyo interior se descubrieron, entre los años 80 y 90, los entierros de sus gobernantes.
Las imágenes sirven de fondo a la recreación de seis tumbas, en las que por primera vez se exhiben juntos los ajuares fúnebres completos de dignatarios mayas enterrados hace más de mil años.
La recreación de las tumbas se presenta en la Sala Culturas Indígenas del Museo Nacional de Antropología, en las que se pueden apreciar máscaras, collares, anillos, brazaletes, petos, pectorales y figurillas ceremoniales, tal y como los mayas las colocaron para acompañar a sus gobernantes al enterrarlos.
Las piezas se presentan de la manera en que fueron halladas por los arqueólogos junto con otros objetos de cerámica, concha y caracol, lo que permitirá comprender su simbolismo de acuerdo al orden en que fue dispuesto cada objeto en la ofrenda.
En un recorrido por la exhibición con los medios de comunicación, la especialista Sofía Martínez del Campo Lanz, curadora de la muestra y responsable del Proyecto Máscaras Funerarias, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), informó que en esta exposición destacan 13 máscaras funerarias de piedra verde que fueron restauradas a lo largo de una década, con el fin de devolverles sus atributos estéticos y su carácter ritual.
De las 13 máscaras, detalló, ocho corresponden a los rostros de dignatarios del periodo Clásico (200-900 d.C.) que contribuyeron al apogeo de las dinastías mayas, entre ellas la que portaba K'inich Janaab' Pakal, quien dirigió la ciudad de Palenque, en Chiapas, entre 615 y 683 d.C.
Del resto de las máscaras de dignatarios mayas -de los que se desconoce su nombre-, tres corresponden a dos diferentes gobernantes de Dzibanché, y una más al de La Rovirosa, ambos sitios ubicados en Quintana Roo; otras dos corresponden al de Calakmul, en Campeche; y otra al soberano de Oxkintok, en Yucatán, lugar en el cual se halló también el pectoral zoomorfo de concha, que se incluye en esta exposición.
También, del conjunto de 13 máscaras funerarias, cinco muestran rostros de deidades que acompañaban las acciones de los señores mayas, y fueron colocadas en las ofrendas como pectorales o cinturones ceremoniales.
Martínez del Campo Lanz destacó que la muestra reúne por vez primera seis ofrendas funerarias completas pertenecientes a dignatarios mayas (una de Palenque, dos de Calakmul, dos de Dzibanché, y otra de Oxkintok), toda vez que cuando las tumbas fueron exploradas, las ofrendas se disociaron y los objetos se exhibieron en distintos museos.
"Nunca se habían presentado en su conjunto de la forma en que fueron encontradas originalmente, por lo que no había sido posible hacer una lectura completa para comprender su significado preciso. La importancia de presentar los ajuares íntegros, radica en que cada pieza forma parte de un conjunto simbólico, sí se disocian pierden ese carácter", comentó Martínez del Campo Lanz.
Las máscaras funerarias, por ejemplo -abundó la restauradora-, además de revelar el rostro de los gobernantes, tenían una asociación con lo divino, toda vez que los materiales de las teselas o mosaicos con que fueron hechas (jade, crisoprasa, caracol, concha, obsidiana y hematita espectacular) estaban reservados para representar lo sagrado.
"Es así que las máscaras funerarias representaban a la deidad pero con los rasgos del gobernante. De acuerdo con el antiguo pensamiento maya, era a través de ellas que el personaje enterrado tenía la posibilidad de trascender al cosmos en el momento posterior a la muerte".
La curadora añadió que Rostros de la divinidad también incluye otras máscaras ceremoniales de piedra verde halladas en entierros secundarios de Oxkintok, Dzibanché y La Rovirosa.
De igual manera, se exhibe una alfombra funeraria creada con cerca de ocho mil caracoles y semillas, que hace mil 600 años formó parte del ajuar de un personaje de alto rango de la antigua ciudad maya de Calakmul. La pieza -de tan sólo 1 metro de largo por 25 cm de ancho aproximadamente- fue rearmada y restaurada por la propia especialista Sofía Martínez del Campo, entre 2008 y 2009.
"El propósito de esta muestra no es sólo dar a conocer al público los rostros de los gobernantes, sino que el visitante se adentre de algún modo en el universo de los antiguos mayas", expresó la curadora, al referir que por tal motivo, en la exposición se presentará una serie de objetos introductorios y cédulas museográficas e información multimedia, que ayudarán a comprender el significado de estos objetos y la magnitud de los contextos funerarios de esta antigua civilización.
Luego de su presentación, durante agosto y septiembre, en el Museo Nacional de Antropología (Paseo de la Reforma y calzada Gandhi s/n, Chapultepec), Rostros de la divinidad viajará a Italia, para ser exhibida en el Museo Arqueológico de Nápoles, y posteriormente en París, Francia.